Como una persona intensa, fuerte, creativa e inteligente; así será recordado Luis Galich, el ilustre guatemalteco con pasión por la música que se convirtió en cantante, multiinstrumentalista.

Nacido en Guatemala, hijo de Manuel Galich, reconocido escritor y dramaturgo guatemalteco, el músico del que ahora le informamos, deja un legado en el mundo de las artes, pues con 66 años y más de cuatro décadas de trayectoria musical, se le atribuyen participaciones en festivales internacionales.

En 1979 demostró su talento en el Festival Oti de la Canción con la melodía La mitad de mi naranja, uno de sus temas más recordados.

En la década de 1980, Galich se mudó a Canadá, donde vivió por más de 10 años, fue entonces cuando su conocimiento artístico se amplió y volvió al país para continuar con su carrera sobre el escenario y compartir su talento con otros artistas.

El Renap entrevistó a Gilberto Lemus, vocalista del grupo Fabulas Áticas, quien durante la entrevista recordó momentos inolvidables con el gran músico Luis Galich un artista que dejo huella en sus técnicas musicales.

La evocación de ese legado musical deja  melodías memorables en el disco que salió en el año 2001, con las canciones Sin Tocarte, Dulces Sueños y Restos  " Luis tenia la creatividad a flor de piel porque él lo trasladaba a lo musical por que buscaba transmitir algo al público impregnado sentimiento en cada nota" recordó la voz lider de Fábulas Áticas.

"Lo llevaremos en nuestros corazones por lo que hizo por nuestro disco, además aprendimos a guardar silencio y sus  aportes forman parte de componer música" dijo Gilberto Lemus.

Tuvo complicaciones de salud en los últimos dos años y fue el gremio de artistas que motivados por el aprecio organizaron eventos para recaudar fondos y apoyarlo. sin embargo el domingo 13 de mayo falleció a los 66 años

 “No cesa en la búsqueda de nuevos métodos y manuales para ser siempre un mejor compositor y un mejor letrista. No se detiene” dijo en una ocasión Jorge el Gordo Estrada, quien se convirtió en su gran compañero de aventuras, hace 40 años.

Por Catherin García  y Luis Castro